¿NUESTRO CEREBRO CAMBIA CON LA EDUCACIÓN MUSICAL?
Pues sí, fue posible responder afirmativamente a esta pregunta mediante el uso en investigaciones neurofisiológicas recientes de las modernas técnicas de Magneto Encefalograma (MEG), Tomografía por Emisión de Positrones (PET) o Imagen por Resonancia Magnética Funcional (FMRI), con los que es posible visualizar las partes del cerebro involucradas en las distintas tareas que realiza este órgano, y que han llevado a las siguientes conclusiones:
- Frances Rauscher sugiere que la música estimula conexiones neuronales específicas ubicadas en el centro de razonamiento abstracto del cerebro, haciendo que las personas sean más inteligentes.
- Según el Dr. Schlaug, el cerebelo (la zona del cerebro que contiene el 70% de las neuronas) es un 50% más grande en los músicos que en otros grupos.
- Según un estudio de la Universidad de Hong Kong3, los adultos que recibieron educación musical antes de los 12 años tienen mejor memoria oral porque el lóbulo temporal izquierdo del cerebro está más desarrollado.
Activar nuestras emociones:
Al asociarnos a sensaciones placenteras y placenteras, nuestro cerebro se estimula para mejorar la memoria y, al mismo tiempo, aprender a expresarse con mucha más facilidad.
Escuchar música nos permite desarrollar un vocabulario más completo, una mejor fonación y en algunos casos incluso corregir faltas de ortografía porque trabajar mientras se escucha es una especie de terapia del lenguaje que favorece las relaciones neuronales en todos los campos. Entonces, incluso si la música no tuviera letra, sería inspirador escribirla.
Emoción
La hormona oxitocina está ligada al vínculo que puede existir entre dos personas y que se puede producir a través del canto. Es por eso que un niño se siente conectado emocionalmente con su madre cuando ella le canta.
Escuchar música crea picos emocionales que aumentan la cantidad de dopamina, un neurotransmisor que ayuda a controlar los centros de recompensa y placer del cerebro. También ayudan a procesar otras emociones como el miedo, la tristeza, el resentimiento y el dolor, incluso cuando están presentes en un nivel subconsciente.