Una de las tantas leyendas urbanas que nos invaden es que mucha gente cree que escuchar la música de Mozart para niños los hace más inteligentes, sin embargo esto no es cierto, afirman científicos en un nuevo estudio.
¿Cómo empezó esta leyenda urbana? Corría 1993 cuando la psicóloga estadounidense Frances Rauscher anunció que las composiciones del compositor austriaco Mozart favorecían la mejora del coeficiente intelectual, por lo que muchas familias dan la oportunidad a sus hijos, incluso antes de nacer, de escuchar la música de Mozart.
Por qué escuchar música clásica
1.- No solo la música clásica, sino la música en general, imita las características tonales de la emoción en la voz y tiene la capacidad de causar escalofríos o producir alegría, incluso en diferentes culturas. Por ejemplo, la música occidental evoca emociones de emoción o alegría. Esto se debe a que la música imita las características tonales de la emoción de la voz, aprovechando nuestras habilidades de comunicación y asociaciones culturales por igual. Por el contrario, la música clásica puede reducir la presión arterial, combatir el insomnio, mejorar el rendimiento, el razonamiento espaciotemporal y la memoria a corto plazo.
2.- La música influye en nuestro estado de ánimo y provoca una serie de sensaciones que afectan a todo el cerebro, ayudando a reducir el dolor y la ansiedad.
¿Qué es el efecto Mozart?
El “efecto Mozart” hace referencia a toda una serie de supuestos beneficios cognitivos producidos por escuchar música compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart. Si bien a menudo se piensa que esta teoría es el resultado de un análisis científico cuidadoso, en realidad se basa en el libro Pourquoi Mozart publicado en 1991 por el otorrinolaringólogo e investigador Alfred A. Tomatis.
En él desarrolló su «Método Tomatis», según el cual utilizaba la música durante las sesiones de terapia con sus pacientes, afirmando que las composiciones de Mozart ayudaban en el proceso de curación de enfermedades como la depresión.