Fotografía: Begoña Rivas
Mark Zuckerberg
Su banda favorita es Green Day, hasta tal punto que Billie Joe Armstrong, cantante de la banda, cantó en su matrimonio con Priscilla Chang. Los gustos del fundador y CEO de Facebook son muy variados. Escucha Daft Punk como Nirvana, The Weeknd, Alicia Keys o Lady Gaga.
En una reunión el verano pasado con un grupo de estudiantes en la ciudad de Sochi, el presidente ruso, Vladimir Putin, hizo algunas confesiones sobre su vida privada. Allí dijo que mantiene los mismos amigos y que sobre todo le gusta leer novelas históricas. Respecto a sus gustos musicales, aseguró: “Siempre escucho con gusto música clásica: Bach, Beethoven, Mozart. Pero quizás sobre todo de Mozart”.
El dilema de la música urbana
No es casualidad que Rosalía forme parte de la llamada música urbana, un escenario imprescindible para entender lo que está pasando en la industria musical. El término música urbana nació en los años ochenta como un término despectivo para el estilo musical creado por artistas afroamericanos. Actualmente hablamos de música urbana como el nuevo pop y hablamos de un nuevo género, algo con lo que algunos expertos no están de acuerdo: «La música urbana es mucho donde se pone trap, rap y reggaeton y la etiqueta tiene muchos problemas desde mi punto de vista. de vista… no es un género, es una forma de blanquear la música negra y sus artistas”, explica Ignasi Estivill. 2019: «Apesta cada vez que, y me refiero a los chicos que se parecen a mí, hacemos algo que desafía los géneros, siempre lo ponen en una categoría de ‘rap’ o ‘urbano’. No me gusta la palabra «urbano». Para mí es solo una forma políticamente correcta de decir la palabra que comienza con la n. ¿Por qué no nos cambiamos al pop?» Estivill sigue esta idea y advierte contra la connotación racista: «Es una forma de separar a los negros de los blancos e infantilizar su música, o sea, los metemos en la ciudad porque todo lo que hacen los no blancos nos parece una hoja de ruta». .
Una nota
David Bustamente logró bajar de un andamio para convertirse en un cantante popular de éxito en meses. Así de fácil.
El no le hubiera pasado lo mismo si hubiera intentado ser un pianista post-jazz, o un trompetista de hiperfusión, o un violinista barroco, o un clarinetista de música serialista.