Hay personas que afirman que la música, de una forma u otra, les ha ayudado a mejorar algunos malestares físicos o emocionales que han sufrido.
De hecho, un estudio de la Universidad de Utah, publicado en The Journal of Pain, asegura que la música puede alejarnos del dolor. Pues al estar concentrados en la música, nuestra atención no se dirige al estímulo doloroso y la sensación de sufrimiento es menor.
Mejorar las habilidades visuales y verbales
Un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology en 2013 concluye que la música puede estimular el cerebro de los niños y ayudar a mejorar sus habilidades de comunicación, especialmente visual y verbal.
Los niños que participan en lecciones de música interactiva fueron identificados como:
Ayuda en los trastornos del espectro autista
La música sirve como tratamiento y terapia en diversos trastornos mentales, especialmente en los del espectro autista . Se ha visto que hay una mejora en las respuestas sociales, habilidades de comunicación y capacidad de atención gracias a la musicoterapia. Del mismo modo, la musicoterapia también se ha utilizado para facilitar la comunicación, mejorar las interacciones y expresar sentimientos como el miedo, la soledad o la ira.
Básicamente, la música une y ha sido el factor común de las personas que comparten este gusto. Gracias a la música es posible conocer gente nueva, tener vida social y sentirse identificado con personas diferentes.
Favorece la memoria cognitiva
Varios estudios indican que los aspectos repetitivos del ritmo y la melodía favorecen al cerebro creando patrones en beneficio de la memoria. La música con ritmos intensos hace que la concentración sea más aguda y los pensamientos más alertas.
Sin embargo, al escuchar música suave, la capacidad de prestar total atención a las situaciones dura más, incluso después de que la música ha dejado de sonar. Además, provoca bienestar, aumenta la creatividad y ayuda a recordar cosas olvidadas o a mantener las capacidades mentales.
Reduce la ansiedad
Se ha demostrado que la música relajante, tomada en un tempo lento, tono bajo y sin letra, cuando se escucha durante media hora dos veces por semana reduce significativamente los niveles de estrés. Asimismo, media hora de música académica al día puede reducir la ansiedad y la presión arterial alta, ya que disminuye el ritmo cardíaco.
Varios estudios indican que los aspectos repetitivos del ritmo y la melodía favorecen al cerebro creando patrones que benefician la memoria. La música con ritmos intensos hace que la concentración sea más aguda y los pensamientos más alertas.