440 Hz vs 432 Hz
Hay mucho debate entre la afinación de instrumentos (440 Hz vs 432 Hz).En este articulo te explicaremos las diferentes versiones que hay del por qué debes de afinar tus instrumentos y hacer música a 432 Hz en vez de 440 Hz.
Como es sabido, la mayor parte de la música y de los instrumentos que se escuchan en el mundo se afinan utilizando 440 Hz en la nota «La 4», tal como recomendaban las normas ISO en 1953. Sin embargo, existen debates sobre la corrección de este modo de afinación. Algunos argumentan que la frecuencia de 440 Hz puede no estar en sintonía con la resonancia de la naturaleza y que esto podría tener efectos negativos en el comportamiento y la conciencia humanos.
Hay estudios que intentan probar que 432 Hz es matemáticamente la frecuencia más consistente con los patrones de la naturaleza y es la que se debería utilizar para afinar la música. Esto se debe a que 432 Hz es la frecuencia del corazón, cerebro, tierra, sol, agua y la naturaleza entera.
Representación de alturas musicales
- Teclas: clave de sol, clave de fa, clave de do. Son aquellos que se transponen a toda la representación musical y que se adaptan al instrumento que se va a tocar. En concreto, es la clave la que definirá la nota que ocupará cada línea o espacio del pentagrama.
- Tono: es el que diferencia un sonido agudo de uno grave. Esto dependerá de la frecuencia del sonido, que fue lo que determinó el nombre de cada nota. Esta es una de las cuatro cualidades fundamentales del sonido junto con el volumen, el timbre y la duración.
¿Son siete? Entonces, ¿por qué tenemos 12 notas musicales?
Podría surgir la preocupación y preguntarse ¿por qué tenemos doce notas musicales? ¿No se ha dicho tradicionalmente que hay siete notas representadas en el pentagrama? Para ello, es necesario hacer una serie de observaciones para comprender la dualidad de esta premisa.
Las notas musicales son tonos que tocan instrumentos y voces. A partir de ellos se crean escalas, tonalidades, acordes y melodías. Son siete y se conocen como: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si. Entre estas se encuentran las alteraciones, es decir, matices que te permiten variar el sonido aumentándolo o disminuyéndolo.
Guido D´Arezzo
Hacia el año 1000 d.C. un monje de Italia resolvió el problema de la línea roja. A Guido se le ocurrió la idea de poner cuatro líneas en un papel y nombrar cada línea y cada espacio entre ellas. Todo lo que el músico tenía que hacer era memorizar el sonido de cada símbolo según la línea o el espacio que ocupaba. Guido notó de inmediato un defecto: no era posible diferenciar cada nota si no les daba un nombre. Para ello utilizó la letra de una canción, en la que cada estrofa empezaba con una nota distinta y tomaba la primera sílaba de cada estrofa para nombrar las notas musicales: Ut, re, mi, fa, sol, la.
Según el método de Guido, solo se usaban seis notas, ya que el B no existía. Tiempo después se decidió completar la escala añadiendo la nota B. Para titularlo usaron las dos últimas palabras de la canción usada por Guido: Sanctus Ioannes. Así, la nota final fue bautizada como SI.