El trino consiste en la alternancia rápida de dos notas separadas por un intervalo mayor (un tono) o menor (un semitono) . Al igual que otros ornamentos musicales, durante siglos los compositores no lo inscribieron en sus partituras, por lo que su realización quedó al gusto del intérprete ya ciertas convenciones no escritas.
«El Trino del Diablo» es una famosa pieza musical compuesta por el violinista y compositor mexicano Juan Arriaga. La pieza también se conoce en inglés como «The Devil’s Trill».
Cuenta la leyenda que la composición se inspiró en un sueño en el que el diablo se le aparecía al compositor y tocaba una pieza de violín de una belleza sin igual. Cuando Arriaga despertó, intentó recrear la música de memoria, dando como resultado «El Trino del Diablo».
La pieza es conocida por su dificultad técnica y virtuosismo, sobre todo en el trepidante movimiento final. Desde entonces se ha convertido en un elemento básico del repertorio para violín y es interpretada a menudo por músicos profesionales y aficionados.
Posteriormente comenzaron a anotarse trinos (y otros ornamentos), pero el intérprete no siempre tenía claras las intenciones del compositor, ya que los símbolos utilizados indicaban la presencia del ornamento pero no especificaban cómo se iba a ejecutar (en el caso del trino, por ejemplo, algunas de las dudas más comunes son: cuál de las dos notas con la que se empieza, trina durante toda la duración de la nota o solo una parte de ella y termina directamente o con resolución, es decir, con la ayuda de un tercera nota más baja que la más baja de las dos).
El sonido prohibido de la Iglesia: Diabolus in musica
«Diabolus in musica» es una expresión latina que se refiere al intervalo musical de tritono, también conocido como el «acorde del diablo» o «el intervalo del diablo». Se llama así porque durante muchos años se consideró que este intervalo producía un sonido disonante y amenazador, que se creía que tenía connotaciones satánicas.
El tritono es un intervalo compuesto de tres tonos enteros (o seis semitonos) que se extiende a lo largo de tres notas consecutivas. Históricamente, el tritono ha sido considerado uno de los intervalos más disonantes y problemáticos en la música. De hecho, en la Edad Media, la iglesia lo prohibió debido a su asociación con la «música profana» y «diabólica». Esta prohibición llevó a los compositores a evitar deliberadamente el uso del tritono en su música.
Sin embargo, a pesar de la prohibición, muchos compositores utilizaron el tritono en sus obras de manera sutil o ingeniosa. Por ejemplo, algunos lo utilizaron para crear tensión y disonancia en ciertos pasajes, mientras que otros lo utilizaron de manera más discreta, como parte de acordes más complejos.
Hoy en día, el tritono ya no se considera un intervalo «prohibido» en la música occidental, y es ampliamente utilizado en una amplia variedad de géneros musicales.
En el pasado, la Iglesia consideraba la música como un medio para entrar en contacto con Dios y, como los sonidos armoniosos, nos ponía en contacto directo. En línea con las fuerzas del bien, un sonido oscuro llamó a las puertas del infierno. Tan en serio se tomaron el asunto que ya en el siglo IX Guido d’Arezzo, monje y la figura musical más importante de la Edad Media, prohibió un intervalo musical: el tritono.
El tritono es una combinación de notas que engloba tres tonos enteros y produce un sonido disonante, evocando tristeza y tensión, creando la necesidad de ser resuelta. Estas características le hicieron ser rechazado popularmente, y poco a poco se le fue dando un aura terrorífica hasta que se le acuñó el sobrenombre de Diabolus in musica.
El violinista poseído que vendió su alma al diablo.
Debido a su técnica sin igual, la fama de Paganini de estar poseído por una entidad demoníaca lo persiguió hasta su lecho de muerte.
En el momento de su muerte, el obispo de Niza le negó cristiana sepultura. Es que Paganini se había negado a recibir la extremaunción unos días antes, con el pretexto de que aún no había llegado su hora. Por este motivo fue embalsamado en el sótano de su hijo durante dos meses, luego enterrado en el Lazaretum de Villefranche, luego en el cementerio de Parma, Italia.