¿Alguna vez te has preguntado qué hay detrás de la enseñanza de la música? ¿Sabías que existen diferentes métodos o diferentes escuelas dependiendo de la cultura o región donde se enseña? Muchos padres nos preguntan a menudo sobre el famoso método Suzuki o Dalcroze, los exámenes de la escuela Trinity, así como los métodos y pautas que se utilizan en los conservatorios de secundaria y preparatoria.
Pues siempre respondemos lo mismo: no existe un criterio único a la hora de establecer qué método es mejor (o más adecuado), sino que hay docentes que han decidido tomar la iniciativa de especializarse en la pedagogía que les resulta más interesante.
Y es que los docentes que han “sufrido” casi 20 años de enseñar música con métodos tradicionales son los más entusiastas cuando encontramos un método que realmente resuelve situaciones en el aprendizaje que suponían enormes esfuerzos, desagradables inútiles, y sobre todo rencillas por parte de nuestros profesores, que les puedo asegurar no han sido de mucha ayuda. Por todo esto, y dado que son muchos los padres que me preguntan por el método que se utiliza después de clase, aprovecho para escribir varios posts elaborando mis reflexiones sobre el Método Willems.
Cuando nació un movimiento en el campo de la educación musical a principios del siglo XX, hasta entonces no había una verdadera investigación sobre el tema. Es por eso que personalidades de la música como S. Suzuki, E.J. Dalcroze o Edgar Willems, deciden evaluar los procesos cognitivos que tienen lugar en el aprendizaje de un instrumento musical.
En particular, Willems destaca por la búsqueda de una metodología en la que subraya “el concepto de educación musical y no el de instrucción, ya que la educación musical es, por su naturaleza, esencialmente humana, y sirve para despertar y desarrollar las facultades humanas”. . Lo que Willems quiere decir con esto es que la educación musical es algo intrínseco a la educación del individuo, y por tanto es un elemento clave en el correcto desarrollo y educación de las personas.
Y para ello, Willems se refiere a la música como lenguaje, como el desarrollo progresivo del oído o un concepto llamado “inteligencia auditiva”, elementos todos ellos que se supone establecen las bases de lo que todos conocemos como “teoría musical”. Sin embargo, se trata de un solfeo con nuevas estructuras, y que tiene un particular acercamiento a los niños, permitiéndoles comprender e interiorizar su funcionamiento.